La accesibilidad para personas con movilidad reducida en transporte como el autobús, aunque debiera, no siempre está garantizada en todos los lugares. Sorprendentemente, no es raro ver el pequeño autobús de un geriátrico o de un centro de día no siendo accesible.
Esto se traduce en una gran desigualdad para las personas con movilidad reducida, que ven más obstáculos para poder disfrutar de las salidas del mismo o incluso desplazarse a citas importantes para las que deben salir de sus centros.
El hecho de que el autobús de un centro especialmente pensado para personas de la tercera edad no sea accesible hace que las personas que lo necesitan no puedan disfrutar de los planes que se propongan. Se limita por parte de los servicios a dónde puede o no llegar cada una de estas personas.
Accesibilidad en el autobús privado
Existen una serie de normas que un autobús debe cumplir para ser accesible. El hecho de que un espacio esté adaptado es una obligación para respetar el principio de igualdad. Normalmente los autobuses públicos no están a la altura de los servicios que puede llegar a ofrecer un autobús de transporte especial adaptado y privado. Ahí es donde los que tienen la capacidad de adaptar los autobuses privados no pueden perder la oportunidad de hacerlo de manera adecuada. Teniendo un servicio accesible a todos los usuarios y usuarias.
Ante todo, el acceso al autobús debe ser seguro. Ya sea a través de una rampa como de un elevador, la seguridad de la persona que está accediendo al autobús debe estar siempre asegurada. Una vez dentro del autobús, el conductor deberá esperar a que la persona esté en su sitio con la silla debidamente asegurada. Se hará con un cinturón de seguridad de, al menos, tres puntos de anclaje.
La accesibilidad antes de llegar al vehículo
Cuando hablamos de transporte accesible, no solo hablamos del propio vehículo. Este detalle es realmente importante, ya que no es nada raro que una empresa añada un elemento de “accesibilidad” pero no asegure el camino para llegar a él de la persona con movilidad reducida. Por eso, los centros que decidan contar con transporte propio deben asegurarse que las personas con movilidad reducida puedes desplazarse de manera cómoda hasta dónde se aparquen los autobuses.
El camino debe estar completamente adaptado para que una persona en silla de ruedas pueda utilizarlo de la misma manera que lo hace cualquier persona que se desplaza caminando. No debe haber escalones si no hay rampas o ascensores que permitan a las personas con movilidad reducida llegar a los mismos sitios que cualquier otra persona.
Esto mismo aplica para poder llegar a las paradas a donde vayan de excursión o visita las personas que viajan en estos transportes. Las personas que lo organizan deben asegurarse de que se bajarán del bus en un lugar apropiado. También debe tenerse en cuenta que desde ese lugar debe poder llegar una silla de ruedas hasta el lugar que desea visitarse.
Desde aquí seguiremos repitiendo que la accesibilidad es un derecho y apoyando a aquellas personas que necesiten que eso sea así. Para ello, asesoramos y adaptamos vehículos. Nuestro servicio 360 de ARC para transporte colectivo se trata de un servicio integral con asesoramiento personalizado desde el primer minuto.